Disposiciones Generales. Consejería De Sanidad Y Servicios Sociales. Salud Pública.- (2020050132)
Orden de 1 de julio de 2020 por la que se regula la atención al cáncer infantil y de la adolescencia en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Extremadura.
12 páginas totales
Página
Zahoribo únicamente muestra información pública que han sido publicada previamente por organismos oficiales de España.
Cualquier dato, sea personal o no, ya está disponible en internet y con acceso público antes de estar en Zahoribo. Si lo ves aquí primero es simple casualidad.
No ocultamos, cambiamos o tergiversamos la información, simplemente somos un altavoz organizado de los boletines oficiales de España.
Cualquier dato, sea personal o no, ya está disponible en internet y con acceso público antes de estar en Zahoribo. Si lo ves aquí primero es simple casualidad.
No ocultamos, cambiamos o tergiversamos la información, simplemente somos un altavoz organizado de los boletines oficiales de España.
NÚMERO 131
Miércoles, 8 de julio de 2020
23546
En este ámbito, el cáncer infantil y de la adolescencia constituye un serio problema en
los países desarrollados que queda oculto en la cantidad de tumores propios de la edad
adulta y la vejez. Aunque el número de casos de este tipo de cáncer es bajo, se trata de
una enfermedad de gran relevancia a nivel de salud pública para estas edades. Concretamente en España, supone la segunda causa de muerte en la infancia y la adolescencia,
superada únicamente por los accidentes, y es la primera causa de muerte por enfermedad en las niñas y niños mayores de un año de vida. Aún así, gracias a los considerables
avances experimentados en las últimas décadas, más de setenta y cinco de cada cien
personas menores de 18 años tratados de cáncer pueden superar esta enfermedad, y
ciertos tumores específicos pueden ser curados casi en su totalidad, aumentando de
manera considerable su supervivencia.
Su presentación, con frecuencia, resulta bastante inespecífica, simulando otros procesos
frecuentes y de curso benigno. Este hecho, asociado a su baja incidencia, dificulta la sospecha y el diagnóstico de cáncer en atención primaria. Sin embargo, un diagnóstico precoz y
una rápida derivación de la persona enferma a un centro especializado pueden reducir su
morbimortalidad. La imposibilidad actual de una prevención primaria efectiva del cáncer
infantil y de la adolescencia, hace que la lucha contra esta enfermedad deba centrarse en la
tarea diagnóstica y terapéutica, así como en el uso de registros de cáncer para evaluar los
resultados finales de la asistencia a la misma, mediante estimaciones de la supervivencia. El
fin de estos estudios es evaluar la efectividad con que la capacidad diagnóstica y terapéutica
de la oncología llega a la población infantil y adolescente con cáncer, identificar posibles diferencias entre poblaciones -incluyendo posibles brechas de género-, así como esclarecer las
razones de estas diferencias.
La baja incidencia y la necesidad de alta especialización para el manejo de esta enfermedad
condicionan que la atención al cáncer infantil y de la adolescencia deba realizarse en unidades especializadas de oncohematología pediátrica, las cuales deben garantizar una serie de
características importantes para su correcta atención:
— Experiencia (número de casos) para mantener la formación y actualización periódica de
sus profesionales.
— Disposición de un equipo multidisciplinar para la atención del cáncer infantil y de la
adolescencia.
— Integración en un hospital que disponga de aquellas especialidades (incluyendo servicios
de diagnóstico y tratamiento) requeridas para la atención a la complejidad del cáncer
infantil y de la adolescencia.
— Trabajo en red asistencial con otros centros o unidades implicadas en la atención de
personas menores de 18 años con cáncer.
Miércoles, 8 de julio de 2020
23546
En este ámbito, el cáncer infantil y de la adolescencia constituye un serio problema en
los países desarrollados que queda oculto en la cantidad de tumores propios de la edad
adulta y la vejez. Aunque el número de casos de este tipo de cáncer es bajo, se trata de
una enfermedad de gran relevancia a nivel de salud pública para estas edades. Concretamente en España, supone la segunda causa de muerte en la infancia y la adolescencia,
superada únicamente por los accidentes, y es la primera causa de muerte por enfermedad en las niñas y niños mayores de un año de vida. Aún así, gracias a los considerables
avances experimentados en las últimas décadas, más de setenta y cinco de cada cien
personas menores de 18 años tratados de cáncer pueden superar esta enfermedad, y
ciertos tumores específicos pueden ser curados casi en su totalidad, aumentando de
manera considerable su supervivencia.
Su presentación, con frecuencia, resulta bastante inespecífica, simulando otros procesos
frecuentes y de curso benigno. Este hecho, asociado a su baja incidencia, dificulta la sospecha y el diagnóstico de cáncer en atención primaria. Sin embargo, un diagnóstico precoz y
una rápida derivación de la persona enferma a un centro especializado pueden reducir su
morbimortalidad. La imposibilidad actual de una prevención primaria efectiva del cáncer
infantil y de la adolescencia, hace que la lucha contra esta enfermedad deba centrarse en la
tarea diagnóstica y terapéutica, así como en el uso de registros de cáncer para evaluar los
resultados finales de la asistencia a la misma, mediante estimaciones de la supervivencia. El
fin de estos estudios es evaluar la efectividad con que la capacidad diagnóstica y terapéutica
de la oncología llega a la población infantil y adolescente con cáncer, identificar posibles diferencias entre poblaciones -incluyendo posibles brechas de género-, así como esclarecer las
razones de estas diferencias.
La baja incidencia y la necesidad de alta especialización para el manejo de esta enfermedad
condicionan que la atención al cáncer infantil y de la adolescencia deba realizarse en unidades especializadas de oncohematología pediátrica, las cuales deben garantizar una serie de
características importantes para su correcta atención:
— Experiencia (número de casos) para mantener la formación y actualización periódica de
sus profesionales.
— Disposición de un equipo multidisciplinar para la atención del cáncer infantil y de la
adolescencia.
— Integración en un hospital que disponga de aquellas especialidades (incluyendo servicios
de diagnóstico y tratamiento) requeridas para la atención a la complejidad del cáncer
infantil y de la adolescencia.
— Trabajo en red asistencial con otros centros o unidades implicadas en la atención de
personas menores de 18 años con cáncer.