III. Otras disposiciones. COMUNIDAD AUTÓNOMA DE EXTREMADURA. Bienes de interés cultural. (BOE-A-2022-6447)
Decreto 31/2022, de 23 de marzo, por el que se declara bien de interés cultural a la "Octava del Corpus", de Peñalsordo (Badajoz), con el carácter de patrimonio cultural inmaterial.
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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Martes 19 de abril de 2022
Sec. III. Pág. 53722
en símbolo para la comunidad, pues las leyendas son historia incondicionalmente
asumida, historia primera, punto de partida de una sucesión de acontecimientos, aun
cuando, paradójicamente, la leyenda como tal suele estar documentada muy
posteriormente al ritual. Por ello lo relatado en la leyenda es en realidad una primera
perfomance de un ritual. La leyenda es así previa a la fiesta, que se instaura e
institucionaliza tras esos primeros acontecimientos en ella narrados.
Esta leyenda, sostiene la autora, manifiesta una doble vinculación, por un lado la
establecida entre la comunidad con el ser sobrenatural y, al mismo tiempo, la establecida
entre la comunidad y el propio lugar. Aquí la delimitación del lugar es rigurosa, exacta, el
castillo de Capilla. Se subraya la importancia del lugar. Este es tan preciso que incluso
se convierte en el núcleo de una parte del ritual que, además de reproducir
metafóricamente la toma del castillo, lo representa construyendo una torre humana,
creando, consecuentemente relaciones figuradas entre el sustrato espacial y la
comunidad de Peñalsordo. Con todo, la leyenda para los peñasordeños tiene un valor de
explicación y justificación, en tanto en cuanto les ayuda a recordar que tienen un pasado,
que vienen de alguna parte.
Esta «historia sagrada» se vale de tres particulares personajes, el abuelo, la abuela y
el niño para recuperar la memoria primordial. Como defiende Antonia Castro representa
el vínculo del pasado con el presente, el acervo, el sedimento, la biografía común. Por
tanto, concluye nuestra profesora, en lo que a la leyenda se refiere, estamos ante un
denso entramado que se ha ido tejiendo, y en el que la narración vincula a cada
individuo con su historia, con la tradición ancestral de sus antepasados. De esta manera,
sus acciones cobran sentido en el fluir de la historia de su cultura y, a la vez, mantienen
el orden social, dando sentido a la vida del grupo y a la vida individual.
La Cofradía de los Soldados del Santísimo Sacramento es comunal y de adscripción
voluntaria. El símbolo central de la misma es el Santísimo Sacramento, al que se honra
el día del Corpus Christi y el día de la Octava del Corpus. Por su nivel de identificación
simbólica esta hermandad integra a todos los miembros de la comunidad local y los
presenta como una unidad hacia el exterior.
El Santísimo Sacramento representa al pueblo cuya identidad colectiva se renueva y
reafirma con el ritual festivo.
En la cofradía, los hermanos forman la parte inferior de la pirámide. Por encima, se
sitúa la junta directiva, integrada por el Mayordomo, Capitán, Alférez, Sargento, Abuelo,
Abuela, Secretario y seis puestos más, que son los encargados de administrar y
organizar los actos. El gobierno de la cofradía está en manos del Hermano Mayor,
Mayordomo o «Bullidor». Es el máximo cargo y debe presidir todos los actos
importantes, a su cargo está la administración de los bienes. Es el responsable de que la
tradición se perpetúe. Es un cargo vitalicio; cuando este muere se reúne los hermanos
en asamblea y deciden democráticamente el nuevo mayordomo. También son vitalicios
los cargos de Abuelo/Abuela.
Los cargos, también llamados «casillas», de Capitán, Alférez y Sargento se renuevan
todos los años. Así, según antigüedad, irán ascendiendo en la jerarquía primero
Sargento; después Alférez y por último Capitán. Una vez desempeñados los cargos,
volverán a ser «hermanos rasos». Con este sistema, todos los cargos pueden ser
ocupados por todos los hermanos. Es así cómo, todos participan por turnos en las
responsabilidades. Antonia Castro sugiere que el sistema podría ser interpretado como
un mecanismo de cohesión y homogeneidad comunitaria en la medida que bloquea el
desarrollo de desigualdades internas.
Cada uno de los tres cargos va a tener una particular insignia. Al Sargento le
corresponde la alabarda o pinche grande, al Alférez la Bandera, y al Capitán el pinche
chico o jineta.
Los atributos, tanto del Sargento como del Capitán, son picas que durante las
celebraciones del Corpus y de la octava se adornan con cintas rojas y blancas haciendo
una espiral a modo de bastones de feria.
cve: BOE-A-2022-6447
Verificable en https://www.boe.es
Núm. 93
Martes 19 de abril de 2022
Sec. III. Pág. 53722
en símbolo para la comunidad, pues las leyendas son historia incondicionalmente
asumida, historia primera, punto de partida de una sucesión de acontecimientos, aun
cuando, paradójicamente, la leyenda como tal suele estar documentada muy
posteriormente al ritual. Por ello lo relatado en la leyenda es en realidad una primera
perfomance de un ritual. La leyenda es así previa a la fiesta, que se instaura e
institucionaliza tras esos primeros acontecimientos en ella narrados.
Esta leyenda, sostiene la autora, manifiesta una doble vinculación, por un lado la
establecida entre la comunidad con el ser sobrenatural y, al mismo tiempo, la establecida
entre la comunidad y el propio lugar. Aquí la delimitación del lugar es rigurosa, exacta, el
castillo de Capilla. Se subraya la importancia del lugar. Este es tan preciso que incluso
se convierte en el núcleo de una parte del ritual que, además de reproducir
metafóricamente la toma del castillo, lo representa construyendo una torre humana,
creando, consecuentemente relaciones figuradas entre el sustrato espacial y la
comunidad de Peñalsordo. Con todo, la leyenda para los peñasordeños tiene un valor de
explicación y justificación, en tanto en cuanto les ayuda a recordar que tienen un pasado,
que vienen de alguna parte.
Esta «historia sagrada» se vale de tres particulares personajes, el abuelo, la abuela y
el niño para recuperar la memoria primordial. Como defiende Antonia Castro representa
el vínculo del pasado con el presente, el acervo, el sedimento, la biografía común. Por
tanto, concluye nuestra profesora, en lo que a la leyenda se refiere, estamos ante un
denso entramado que se ha ido tejiendo, y en el que la narración vincula a cada
individuo con su historia, con la tradición ancestral de sus antepasados. De esta manera,
sus acciones cobran sentido en el fluir de la historia de su cultura y, a la vez, mantienen
el orden social, dando sentido a la vida del grupo y a la vida individual.
La Cofradía de los Soldados del Santísimo Sacramento es comunal y de adscripción
voluntaria. El símbolo central de la misma es el Santísimo Sacramento, al que se honra
el día del Corpus Christi y el día de la Octava del Corpus. Por su nivel de identificación
simbólica esta hermandad integra a todos los miembros de la comunidad local y los
presenta como una unidad hacia el exterior.
El Santísimo Sacramento representa al pueblo cuya identidad colectiva se renueva y
reafirma con el ritual festivo.
En la cofradía, los hermanos forman la parte inferior de la pirámide. Por encima, se
sitúa la junta directiva, integrada por el Mayordomo, Capitán, Alférez, Sargento, Abuelo,
Abuela, Secretario y seis puestos más, que son los encargados de administrar y
organizar los actos. El gobierno de la cofradía está en manos del Hermano Mayor,
Mayordomo o «Bullidor». Es el máximo cargo y debe presidir todos los actos
importantes, a su cargo está la administración de los bienes. Es el responsable de que la
tradición se perpetúe. Es un cargo vitalicio; cuando este muere se reúne los hermanos
en asamblea y deciden democráticamente el nuevo mayordomo. También son vitalicios
los cargos de Abuelo/Abuela.
Los cargos, también llamados «casillas», de Capitán, Alférez y Sargento se renuevan
todos los años. Así, según antigüedad, irán ascendiendo en la jerarquía primero
Sargento; después Alférez y por último Capitán. Una vez desempeñados los cargos,
volverán a ser «hermanos rasos». Con este sistema, todos los cargos pueden ser
ocupados por todos los hermanos. Es así cómo, todos participan por turnos en las
responsabilidades. Antonia Castro sugiere que el sistema podría ser interpretado como
un mecanismo de cohesión y homogeneidad comunitaria en la medida que bloquea el
desarrollo de desigualdades internas.
Cada uno de los tres cargos va a tener una particular insignia. Al Sargento le
corresponde la alabarda o pinche grande, al Alférez la Bandera, y al Capitán el pinche
chico o jineta.
Los atributos, tanto del Sargento como del Capitán, son picas que durante las
celebraciones del Corpus y de la octava se adornan con cintas rojas y blancas haciendo
una espiral a modo de bastones de feria.
cve: BOE-A-2022-6447
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Núm. 93