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Bien de interés cultural – Resolución de 6 de octubre de 2021, de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, por la que se incoa el expediente de declaración como Bien de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid, en la categoría de Conjunto Histórico, de la Quinta y Palacio de Torre Arias en Madrid
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BOCM
B.O.C.M. Núm. 252
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
VIERNES 22 DE OCTUBRE DE 2021
Pág. 331
en la fuente Tritón, y la Isabela, que termina en la fuente de rocalla. Estas vías de agua abastecían norias, pozos, fuentes estanques y albercas a través de canalizaciones de ladrillo y
piedra. La topografía del terreno está condicionada, en gran medida, por la hidrología y la
geología del terreno.
La Quinta histórica se encuentra divida en dos partes por un arroyo que cruza la finca
de oeste a este; al norte se encuentran la mayor parte de las construcciones: Palacio, Caballerizas, cuadras, y al sur, el jardín histórico y la zona de huerta y producción agrícola. Cuatro puentes sobre el arroyo unen la zona norte edificada y la zona sur zona de regadío y
huerta. Todo el conjunto histórico se encuentra vallado y aislado del exterior por un muro
de aproximadamente 1.900 m.
La entrada principal a la Quinta se abre por el muro sur, con una puerta de líneas neoclásicas, formando una exedra. El conjunto arquitectónico está constituido por una verja
central de hierro entre grandes pilares de granito con entablamento y remate decorados con
piñas, donde se encastran dos columnas toscanas acanaladas sobre un basamento; a ambos
lados de esta composición un arco de medio punto sobre pilastras. Esta puerta sur conduce
a un camino rodeado de setos y cipreses que a lo largo del terreno se bifurca dando lugar a
diversos paseos que irradian la finca hasta conducir hacia el norte al Palacio y las Caballerizas. La otra entrada a la finca se sitúa en la parte noroeste del vallado histórico cerca de la
vaquería, su acceso está flanqueado por dos grandes pilastras de ladrillo visto y da acceso
a la zona ocupada por los edificios dedicados a los animales, Palacio y Caballerizas.
A lo largo de toda la finca, dispersos entre el arbolado y el jardín, se encuentran multitud
de pequeños pabellones y edificios construidos para la explotación y el cuidado de la misma.
Está documentado que la Quinta de Torre Arias contó con huertas y jardines desde sus
inicios en el siglo XVI. Los inventarios conocidos datan del siglo XVIII, y por ellos se conoce la existencia de plantíos de olivos y cuarteles de árboles frutales, además de varios árboles de sombra y adorno, una zona de álamos blancos y negros, una zona de viña al norte;
así como especies de producción como moreras, castaños, membrillos, perales de varios tipos; manzanos, ciruelos, higueras, avellanos; almendros, etc.
El conjunto de huertas y jardines fue modificándose con el paso de los siglos, pero sin
embargo su organización espacial no varió demasiado, de manera que la estructura formal
de la quinta se ha mantenido con pocas modificaciones. Sin embargo, uno de los componentes que sí ha cambiado ha sido su cobertura vegetal. Al tratarse de un elemento vivo, ha
ido modificándose hasta la última época de abandono, en la que se perdió parte de la estructura de las plantaciones y en la que se desarrollaron especies arbustivas y arbóreas que colonizaron los espacios de manera arbitraria.
Se han identificado siete zonas o subunidades de paisaje dentro de los límites de la propiedad actual, que responden a comunidades vegetales diferenciadas:
1. Zona norte extramuros, área situada fuera del muro de la finca original. Se trata de
una zona desprovista casi por completo de árboles y arbustos, albergando pastos que reflejan el pasado ganadero del lugar.
2. Zona de Palacio. Aún hoy quedan restos de los ajardinamientos con especies interesantes como granados, nísperos, piracantas, bojes, lilos, yucas, hiedras, rosales, etc. Al
norte de la vivienda, la última propietaria plantó una cuadrícula de cedros para ocultarse del
exterior. El patio de las caballerizas tiene grandes ejemplares de acacia de tres espinas y algunos almeces y ailantos de crecimiento espontáneo.
3. Zona de Pinar. Constituida principalmente por pies de pino carrasco, asociados
principalmente a los caminos, y algunos de pino piñonero.
4. Jardines al norte del arroyo. En esta zona se desarrollaba el jardín pintoresco de
nuevo trazado realizado en el siglo XIX. Hoy todavía se mantiene parte de su trazado en los
jardines, con caminos sinuosos que surcaban praderas y enlazaban glorietas para fuentes,
árboles, esculturas, etc.
Se pueden encontrar ejemplares de cedro, pino y ciprés, así como un ejemplar de labiérnago de grandes dimensiones. Otras especies frecuentes son los fresnos y los ailantos,
cerca de la zona del arroyo; y el árbol del amor, tuyas y algunos árboles espontáneos como
almeces y almendros. Parte de la vegetación arbustiva prevalece, aunque se ha desarrollado perdiendo el orden del trazado original: setos de boj, alineaciones de tuyas, yucas; grupos de lilos y ruscus. También se desarrollan grupos de aligustres, majuelos y rosales.
5. Cauce del Arroyo. Incluye el arroyo que cruza la quinta de oeste a este. Se caracteriza por la ausencia de espacios abiertos, contiene el arbolado más denso y peor conser-
BOCM-20211022-61
Huertas y jardines
B.O.C.M. Núm. 252
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
VIERNES 22 DE OCTUBRE DE 2021
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en la fuente Tritón, y la Isabela, que termina en la fuente de rocalla. Estas vías de agua abastecían norias, pozos, fuentes estanques y albercas a través de canalizaciones de ladrillo y
piedra. La topografía del terreno está condicionada, en gran medida, por la hidrología y la
geología del terreno.
La Quinta histórica se encuentra divida en dos partes por un arroyo que cruza la finca
de oeste a este; al norte se encuentran la mayor parte de las construcciones: Palacio, Caballerizas, cuadras, y al sur, el jardín histórico y la zona de huerta y producción agrícola. Cuatro puentes sobre el arroyo unen la zona norte edificada y la zona sur zona de regadío y
huerta. Todo el conjunto histórico se encuentra vallado y aislado del exterior por un muro
de aproximadamente 1.900 m.
La entrada principal a la Quinta se abre por el muro sur, con una puerta de líneas neoclásicas, formando una exedra. El conjunto arquitectónico está constituido por una verja
central de hierro entre grandes pilares de granito con entablamento y remate decorados con
piñas, donde se encastran dos columnas toscanas acanaladas sobre un basamento; a ambos
lados de esta composición un arco de medio punto sobre pilastras. Esta puerta sur conduce
a un camino rodeado de setos y cipreses que a lo largo del terreno se bifurca dando lugar a
diversos paseos que irradian la finca hasta conducir hacia el norte al Palacio y las Caballerizas. La otra entrada a la finca se sitúa en la parte noroeste del vallado histórico cerca de la
vaquería, su acceso está flanqueado por dos grandes pilastras de ladrillo visto y da acceso
a la zona ocupada por los edificios dedicados a los animales, Palacio y Caballerizas.
A lo largo de toda la finca, dispersos entre el arbolado y el jardín, se encuentran multitud
de pequeños pabellones y edificios construidos para la explotación y el cuidado de la misma.
Está documentado que la Quinta de Torre Arias contó con huertas y jardines desde sus
inicios en el siglo XVI. Los inventarios conocidos datan del siglo XVIII, y por ellos se conoce la existencia de plantíos de olivos y cuarteles de árboles frutales, además de varios árboles de sombra y adorno, una zona de álamos blancos y negros, una zona de viña al norte;
así como especies de producción como moreras, castaños, membrillos, perales de varios tipos; manzanos, ciruelos, higueras, avellanos; almendros, etc.
El conjunto de huertas y jardines fue modificándose con el paso de los siglos, pero sin
embargo su organización espacial no varió demasiado, de manera que la estructura formal
de la quinta se ha mantenido con pocas modificaciones. Sin embargo, uno de los componentes que sí ha cambiado ha sido su cobertura vegetal. Al tratarse de un elemento vivo, ha
ido modificándose hasta la última época de abandono, en la que se perdió parte de la estructura de las plantaciones y en la que se desarrollaron especies arbustivas y arbóreas que colonizaron los espacios de manera arbitraria.
Se han identificado siete zonas o subunidades de paisaje dentro de los límites de la propiedad actual, que responden a comunidades vegetales diferenciadas:
1. Zona norte extramuros, área situada fuera del muro de la finca original. Se trata de
una zona desprovista casi por completo de árboles y arbustos, albergando pastos que reflejan el pasado ganadero del lugar.
2. Zona de Palacio. Aún hoy quedan restos de los ajardinamientos con especies interesantes como granados, nísperos, piracantas, bojes, lilos, yucas, hiedras, rosales, etc. Al
norte de la vivienda, la última propietaria plantó una cuadrícula de cedros para ocultarse del
exterior. El patio de las caballerizas tiene grandes ejemplares de acacia de tres espinas y algunos almeces y ailantos de crecimiento espontáneo.
3. Zona de Pinar. Constituida principalmente por pies de pino carrasco, asociados
principalmente a los caminos, y algunos de pino piñonero.
4. Jardines al norte del arroyo. En esta zona se desarrollaba el jardín pintoresco de
nuevo trazado realizado en el siglo XIX. Hoy todavía se mantiene parte de su trazado en los
jardines, con caminos sinuosos que surcaban praderas y enlazaban glorietas para fuentes,
árboles, esculturas, etc.
Se pueden encontrar ejemplares de cedro, pino y ciprés, así como un ejemplar de labiérnago de grandes dimensiones. Otras especies frecuentes son los fresnos y los ailantos,
cerca de la zona del arroyo; y el árbol del amor, tuyas y algunos árboles espontáneos como
almeces y almendros. Parte de la vegetación arbustiva prevalece, aunque se ha desarrollado perdiendo el orden del trazado original: setos de boj, alineaciones de tuyas, yucas; grupos de lilos y ruscus. También se desarrollan grupos de aligustres, majuelos y rosales.
5. Cauce del Arroyo. Incluye el arroyo que cruza la quinta de oeste a este. Se caracteriza por la ausencia de espacios abiertos, contiene el arbolado más denso y peor conser-
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Huertas y jardines