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Bien de interés cultural – Resolución de 5 de octubre de 2021, de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, por la que se incoa el expediente de declaración como Bien de Interés Cultural de la pintura “San Miguel venciendo al diablo”, realizada por Pedro Delgado
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BOCM
VIERNES 22 DE OCTUBRE DE 2021
B.O.C.M. Núm. 252
Una serie de estilizados signos, que recuerdan unos a la grafía gótica y otros a la grafía árabe, recorren el frontal del arco. De influencia italiana son los motivos ornamentales consistentes en dos putti con alas, situados sobre los extremos del entablamento; entre ambos sostienen los cordones de una guirnalda que decora el paño colocado como dosel sobre el santo.
Una cartela con los bordes enrollados, situada en la parte inferior, informa del año y autor con grafía gótica: “pedro del gado/año X”. Se trata de una pintura anterior a las mencionadas por Ceán (las tablas de Orgaz, fechadas en 1529). Se trataría de la obra de un primitivo castellano, aludiendo a la hechura gótica de la figura, del primer tercio del siglo XVI.
La fecha de 1510 lleva a considerar que Pedro Delgado podría haberse formado como
pintor a finales del siglo XV, asumiendo la influencia hispano-flamenca existente en el foco
toledano. Estilísticamente, en la tabla se observan elementos propios de época tardo-medieval como es la marcada estilización de la figura, la minuciosidad en el tratamiento de la indumentaria y sus quebrados pliegues; la influencia flamenca queda patente en el paisaje y
en el hastial de algunas de las casas, de marcado remate triangular. A un contexto cultural
de pervivencia de formas góticas, se unen nuevas formas renacentistas; la tabla es ejemplo
de ello: cobija al santo una arquitectura de nueva factura, con elementos renacentistas como
son las columnas de mármol veteado, los capiteles con volutas y la bóveda de cañón con
casetones, así como los angelotes con guirnalda.
Pedro Delgado pudo ver las novedosas formas arquitectónicas renacentistas que
Juan de Borgoña pintó en la Sala Capitular de la Catedral de Toledo, realizadas entre los
años 1509 y 1511. Delgado se sitúa en el círculo de Borgoña, sin que se pueda establecer
una influencia determinante de algún pintor o pintores del foco toledano.
La imagen de San Miguel fue frecuente en la Edad Media; a partir del siglo XIII adquirió importancia con la “Leyenda dorada” de Santiago de la Vorágine. Su presencia era habitual en iglesias y conventos, tanto en pinturas como en tallas, sobre todo a partir del siglo XV.
Su iconografía a principios del siglo XVI, al igual que en la Edad Media, era la de ser representado como un santo armado, llevando indumentaria y armadura militar, vencedor del demonio. La tabla de Pedro Delgado incorpora una arquitectura ficticia, un vistoso templete
abovedado, con guirnalda, que acoge al arcángel con un sentido honorífico, marcando el carácter icónico del vencedor del mal, clavando la lanza y con la flecha en otra mano. La representación de santos bajo una arquitectura fingida sería frecuente durante el Renacimiento.
Se trata de una obra de la que se conoce su procedencia; en el siglo XIX formó parte
de la prestigiosa colección del conde de Adanero, propiedad de don Gonzalo de Ulloa y Ortega-Montañés (1833-1882), VIII conde de Adanero; al fallecer sin descendencia, la colección pasó a su hermano, don José María de Ulloa, marqués de Castro Serna, en cuyo inventario póstumo de sus bienes, del año 1906, se encuentra documentada en los siguientes
términos: “1246. otro cuadro, su autor Delgado, de la Escuela española, cuyo asunto es
San Miguel (...)”. Entre 1936 y 1940 Lafuente Ferrari examina la obra, perteneciente a la
citada colección. Tras unos años en los que su rastro se pierde, en la década de los setenta
se encuentra en una colección particular madrileña y su último descubrimiento tiene lugar
cuando en octubre de 2019 sale a la venta en la Sala de Subastas Segre de Madrid.
La pintura posee calidad técnica y artística por su composición, color y dibujo; es, asimismo, un excepcional trabajo en el que el autor acude en su ejecución a elementos de distinto estilo destacando la factura clasicista en un temprano 1510, una obra singular en el panorama de la pintura española del siglo XVI.
B) Estado de conservación del bien y criterios básicos
por los que deberán regirse las futuras intervenciones
La evaluación del estado de conservación de la pintura se llevó a cabo en las instalaciones de la Sala de Subastas Segre de Madrid, en octubre de 2019. El examen se realizó
mediante observación visual organoléptica, sin ayuda de material técnico específico, con
luz artificial suficiente para una correcta observación.
Se puede considerar que la tabla se encuentra estructuralmente estable, sin alabeos importantes y ensamblados todos sus paneles. Hay pequeñas fisuras que tienen pérdida de película pictórica en su perímetro, que han sido niveladas y reintegradas.
La película pictórica se encuentra bien adherida, con un cuarteado homogéneo. En algunas zonas el color se ha transformado. No hay grandes pérdidas de película pictórica, a
excepción de las referidas, pero sí repintes y reintegraciones.
A la obra se le ha realizado una eliminación parcial de suciedad y barnices. Los barnices protectores se encuentran homogéneos con una oxidación media que no afecta al aspecto pictórico.
BOCM-20211022-57
Pág. 316
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID
VIERNES 22 DE OCTUBRE DE 2021
B.O.C.M. Núm. 252
Una serie de estilizados signos, que recuerdan unos a la grafía gótica y otros a la grafía árabe, recorren el frontal del arco. De influencia italiana son los motivos ornamentales consistentes en dos putti con alas, situados sobre los extremos del entablamento; entre ambos sostienen los cordones de una guirnalda que decora el paño colocado como dosel sobre el santo.
Una cartela con los bordes enrollados, situada en la parte inferior, informa del año y autor con grafía gótica: “pedro del gado/año X”. Se trata de una pintura anterior a las mencionadas por Ceán (las tablas de Orgaz, fechadas en 1529). Se trataría de la obra de un primitivo castellano, aludiendo a la hechura gótica de la figura, del primer tercio del siglo XVI.
La fecha de 1510 lleva a considerar que Pedro Delgado podría haberse formado como
pintor a finales del siglo XV, asumiendo la influencia hispano-flamenca existente en el foco
toledano. Estilísticamente, en la tabla se observan elementos propios de época tardo-medieval como es la marcada estilización de la figura, la minuciosidad en el tratamiento de la indumentaria y sus quebrados pliegues; la influencia flamenca queda patente en el paisaje y
en el hastial de algunas de las casas, de marcado remate triangular. A un contexto cultural
de pervivencia de formas góticas, se unen nuevas formas renacentistas; la tabla es ejemplo
de ello: cobija al santo una arquitectura de nueva factura, con elementos renacentistas como
son las columnas de mármol veteado, los capiteles con volutas y la bóveda de cañón con
casetones, así como los angelotes con guirnalda.
Pedro Delgado pudo ver las novedosas formas arquitectónicas renacentistas que
Juan de Borgoña pintó en la Sala Capitular de la Catedral de Toledo, realizadas entre los
años 1509 y 1511. Delgado se sitúa en el círculo de Borgoña, sin que se pueda establecer
una influencia determinante de algún pintor o pintores del foco toledano.
La imagen de San Miguel fue frecuente en la Edad Media; a partir del siglo XIII adquirió importancia con la “Leyenda dorada” de Santiago de la Vorágine. Su presencia era habitual en iglesias y conventos, tanto en pinturas como en tallas, sobre todo a partir del siglo XV.
Su iconografía a principios del siglo XVI, al igual que en la Edad Media, era la de ser representado como un santo armado, llevando indumentaria y armadura militar, vencedor del demonio. La tabla de Pedro Delgado incorpora una arquitectura ficticia, un vistoso templete
abovedado, con guirnalda, que acoge al arcángel con un sentido honorífico, marcando el carácter icónico del vencedor del mal, clavando la lanza y con la flecha en otra mano. La representación de santos bajo una arquitectura fingida sería frecuente durante el Renacimiento.
Se trata de una obra de la que se conoce su procedencia; en el siglo XIX formó parte
de la prestigiosa colección del conde de Adanero, propiedad de don Gonzalo de Ulloa y Ortega-Montañés (1833-1882), VIII conde de Adanero; al fallecer sin descendencia, la colección pasó a su hermano, don José María de Ulloa, marqués de Castro Serna, en cuyo inventario póstumo de sus bienes, del año 1906, se encuentra documentada en los siguientes
términos: “1246. otro cuadro, su autor Delgado, de la Escuela española, cuyo asunto es
San Miguel (...)”. Entre 1936 y 1940 Lafuente Ferrari examina la obra, perteneciente a la
citada colección. Tras unos años en los que su rastro se pierde, en la década de los setenta
se encuentra en una colección particular madrileña y su último descubrimiento tiene lugar
cuando en octubre de 2019 sale a la venta en la Sala de Subastas Segre de Madrid.
La pintura posee calidad técnica y artística por su composición, color y dibujo; es, asimismo, un excepcional trabajo en el que el autor acude en su ejecución a elementos de distinto estilo destacando la factura clasicista en un temprano 1510, una obra singular en el panorama de la pintura española del siglo XVI.
B) Estado de conservación del bien y criterios básicos
por los que deberán regirse las futuras intervenciones
La evaluación del estado de conservación de la pintura se llevó a cabo en las instalaciones de la Sala de Subastas Segre de Madrid, en octubre de 2019. El examen se realizó
mediante observación visual organoléptica, sin ayuda de material técnico específico, con
luz artificial suficiente para una correcta observación.
Se puede considerar que la tabla se encuentra estructuralmente estable, sin alabeos importantes y ensamblados todos sus paneles. Hay pequeñas fisuras que tienen pérdida de película pictórica en su perímetro, que han sido niveladas y reintegradas.
La película pictórica se encuentra bien adherida, con un cuarteado homogéneo. En algunas zonas el color se ha transformado. No hay grandes pérdidas de película pictórica, a
excepción de las referidas, pero sí repintes y reintegraciones.
A la obra se le ha realizado una eliminación parcial de suciedad y barnices. Los barnices protectores se encuentran homogéneos con una oxidación media que no afecta al aspecto pictórico.
BOCM-20211022-57
Pág. 316
BOLETÍN OFICIAL DE LA COMUNIDAD DE MADRID